Barcelona espera el desembarco chino

La capital catalana, la ciudad hermana de Shanghai, espera que el dinero chino ayude a reactivar su economía | La cuantía de las inversiones, con la salvedad de algunos proyectos como el de Hutchinson, es modesta

Jaume V. Aroca Barcelona , Luis Benvenuty Barcelona
Barcelona y Shanghai están hermanadas. Un asunto fraternal desde la perspectiva occidental que, en cambio, en Oriente se toman muy en serio. En Barcelona están afincadas 36 empresas chinas, algunas con importantes inversiones estratégicas, entre las que destaca la que está realizando Hutchison Whampoa en el muelle del Prat y que convertirá el puerto de Barcelona en la principal plataforma del Mediterráneo sur. Otras inversiones son mucho más modestas: hay 2.200 trabajadores autónomos con nacionalidad china registrados en Barcelona. Son los que regentan los negocios en barrios y que, en parte, constituyen una cabeza de puente de las inversiones futuras. Y es que el objetivo de cada uno de estos pequeños autónomos es montar una pequeña multinacional. Después de diez años en Catalunya, su proyecto vital está en estas latitudes. Pero todos miran de reojo su tierra natal.

De un extremo al otro de esta escala, China ha ido ganando peso en la economía metropolitana. Se estima que un 30% del intercambio comercial entre el país asiático y España, cifrado en 6.700 millones, corresponde a Catalunya. Sin embargo, se trata de una relación desigual porque España vende al gigante asiático el 14% de lo que el gigante asiático vende a España.

En el mismo sentido, la presencia china en el área metropolitana de Barcelona, aun siendo relevante en el conjunto español, no guarda relación con lo que representa la economía china, convertida en el segundo país del mundo por su producto interior bruto y en el principal exportador de capitales gracias a las enormes reservas de divisas que atesora la ciudad de Pekín.

Los pequeños empresarios chinos del área metropolitana lamentan las trabas administrativas que, denuncian, encuentran en las aduanas. De hecho, aseguran, a fin de agilizar los trámites, siempre es mejor que el albarán esté firmado por un distribuidor español. Son circunstancias que los inversores chinos tienen muy en cuenta ahora que su Gobierno les invita a invertir en el exterior. Sin restricciones. De ahí el interés de todo el mundo por atraer a China. Ellos tienen algo que casi nadie tiene en Europa: dinero disponible. Son, describe Mateu Hernández, conocedor de estas inversiones chinas, operaciones de poco volumen: “Pueden comprar un piso en el Eixample o una empresa familiar relacionada con su rama de actividad”.

Barcelona acogió ayer la reunión del Foro España-China, la cumbre bilateral entre ambos países cuya relación es bien desigual. Un desequilibrio que los empresarios y el propio Gobierno español tratan de corregir, como acreditaron las intervenciones de la sesión de apertura de este foro que se celebra estos días en Barcelona, con la presencia de la vicepresidenta del comité permanente de la Asamblea Popular Nacional China y los ministros de Exteriores y Industria de españoles, Trinidad Jiménez y Miguel Sebastián. En el acto de inauguración participaron también el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, y el conseller de Treball, Francesc Xavier Mena, además del embajador chino.

Hace años que otros países europeos trabajan para abrirse camino en el que hoy en el segundo país del mundo. Hoy el chino mandarín es la primera lengua no propia estudiada en Alemania o Gran Bretaña. España va rezagada en este aspecto pese a los esfuerzos que en su día hicieron pioneros como Joan Antoni Samaranch, que ayer fue evocado en la sesión inaugural del foro que preside, por la parte española, el ex ministro de Economía, Pedro Solbes.

En los últimos años el área metropolitana de Barcelona ha liderado la inversión china en España. Una posición en el ranking que decayó el año pasado con el desembarco del Industrial & Comercial Bank of China en Madrid. De momento, el proyecto más importante que una empresa china desarrolla en Barcelona es el muelle del Prat, en el puerto de Barcelona, donde la compañía Hutchinson, tras adquirir la integridad de Tercat, está desarrollando el proyecto de construcción de una gran terminal de contenedores de 132 hectáreas. Hutchinson es, junto a Cosco, otra naviera china, una las grandes empresas logísticas implantadas en Barcelona. Huawei, la principal operadora china de telefonía, tiene en Barcelona su base logística y es una de las grandes patrocinadoras del Mobile World Congres.

En el sentido inverso, la presencia de empresas catalanas en china va, lógicamente, al alza. En aquel país se invierten actualmente cada año 424 millones de año, una cifra que entre 2008 y 2011 creció un 300%. El turismo es otra gran baza catalana: Barcelona atrae pero es todavía un destino desconocido, por no hablar de Catalunya. Se trata del otro extremo del mundo.

“Tener un buen socio chino es fundamental”

HERMANAS MA Y PILAR CALVO
Consultoría China Business
China Business trabaja en las dos direcciones. Empezaron un lustro atrás buscando por China las fábricas de placas solares que necesitaban las empresas españolas del sector medioambiental para abaratar costes. Pero el gigante asiático es o será a ojos de occidente más interesante como mercado que como fábrica. Ahora esta consultoría abre el camino a empresas de este lado del planeta que quieren vender productos de lujo a las crecientes élites chinas. Así se conocieron y asociaron las hermanas Lei Lei y Jing Jing Ma y Pilar Calvo.

“Lo más importante para triunfar en China es tener un buen socio –dice Calvo–. Estamos trabajando con ropa, cosmética, joyas, complementos, gastronomía… productos de alto standing. Nuestro mercado potencial es el 10% de la población china: cien millones de personas; pero que estos productos hayan triunfado en el mercado occidental no quiere decir que vayan a hacerlo en el chino –agrega–. La diferencia no se refiere sólo al tallaje. Los gustos y las costumbres son muy dispares, así como el modo de entender el trabajo, y hay que tenerlos en cuenta a la hora de hacer un proyecto”.

“Si tratas de hacer negocio en China sin conocerla, sin apoyos locales, lo más probable es que fracases”, tercian Lei Lei y Jing Jing. “Mucha gente se ha estrellado por no tener el socio adecuado. No se trata de conocer sólo los gustos chinos. Hay que ser consciente del valor de la palabra y la confianza. Si un empresario español envía a China a un hombre de confianza que no sea consciente de ello lo más probable es que acabe teniendo muchos problemas con los trabajadores que allí contrate”. Las hermanas, hijas de un importante empresario y político chino, ya han vivido más años en Catalunya que en China. Ya se ven a sí mismas como biculturales. Como puentes. Conocen las normas y los hábitos de acá y allá. Es lo que los chinos en la diáspora definen como chinese banana: amarilla por fuera y blanca por dentro. / LUIS BENVENUTY

“El castellano está de moda entre las élites”

XU LEI
Profesora de castellano en China
El castellano es el idioma de moda entre las nuevas generaciones de las élites chinas. Lo explica Xu Lei, profesora de Filología Hispánica en China. “Saber castellano se está convirtiendo en un sinónimo de éxito laboral. La mayoría de alumnos estudian español muy interesados en la cultura española, especialmente en todo lo relacionado con su literatura, y sobre todo en disponer de un instrumento fundamental para establecer relaciones comerciales primero con España y América Latina. España se contempla como la plataforma de lanzamiento ideal para entrar en el gigantesco mercado sudamericano. Y aprender castellano es el primer paso. No puede faltar en ningún currículum”. Así lo entienden los estudiantes de dirección de empresas.

Lei, a fin de ilustrar esta explosión, agrega que una década atrás apenas se contaban en su país una docena de centros que impartieran cursos de Filología Hispánica. “Hoy son más de sesenta, y sólo pueden acceder los mejores porque las notas de corte son muy altas. Nada apunta a que vaya a menguar el interés por el castellano. Los jóvenes empresarios chinos tienen muchas ganas de expandirse por el planeta”, termina Lei, una de las intérpretes de este foro entre España y China. / LUIS BENVENUTY

“Toca posicionarse”

SERGIO DELGADO
Viajes Ibérica Overseas
La previsión del sector turístico es que en el año 2020 un millón de chinos visiten España, y que lo hagan con muchas ganas de gastar dinero. “Por ello –explica Sergio Delgado, de Viajes Ibérica Overseas– nos instalamos en China hace ya seis años. Estábamos, y estamos, muy interesados en traer nuevos turistas a España. Entonces nos sentíamos como verdaderos pioneros en un mundo desconocido”.

En Shanghai abrieron su oficina asiática, en pos de una creciente clase media alta. “Hablamos de un mercado potencial de 700 millones de personas. Hoy por hoy vivimos un momento trascendental, es el momento de tomar posiciones. El problema son los visados. Las embajadas no tienen capacidad para tramitar todas las solicitudes. Por ello se habla de externalizar su administración”.

Además, sigue Delgado, los principios de toda aventura al otro lado de la muralla son muy duros. “Lo fundamental para tener éxito en China y poder abrirte camino es contar con un buen socio local. Necesitas un Cicerón que conozca las costumbres y gustos locales, y sobre todo que sepa cómo funciona su administración. Y es que los problemas burocráticos también son considerables de su lado. Iniciativas como este foro son muy importantes, contribuyen a eliminar las trabas burocráticas”. / LUIS BENVENUTY

“Letizia tiene mi método de mandarín”

JIAJA WANG
Ediciones JiaJia
Los padres de Jiajia Wang llegaron a Barcelona catorce años atrás a fin de montar el típico restaurante chino. La humilde familia oriunda de un pueblo de la comarca de Qingtian, como la mayoría de chinos de Catalunya, emigró porque después de que naciera su hija insistieron en su búsqueda de un varón. Ello infringía la impuesta política del hijo único. Emigraron porque no tenían otro modo de salir adelante. Jiajia tiene 22 años. Y es un exponente de la segunda generación de los nouvinguts chinos, aquellos que fueron al colegio, al instituto y a la universidad y aprendieron catalán y castellano y una profesión mientras sus padres dedicaban la mayor parte de sus horas a cocinar rollitos de primavera u ordenar las estanterías de su bazar.

“La princesa Letizia tiene un ejemplar de mi método para que los niños aprendan mandarín, Aprende chino con Jia La Lulu –explica Jiajia llena de orgullo–. España es el país que más niños chinos adopta. Hay 15.000. Y muchos padres quieren que sepan chino. Y también están interesados chinos que tienen hijos aquí, y catalanes que no quieren que sus hijos pierdan el tren. ¡Y ahora estamos trabajando en aplicaciones para el iPhone y el iPad! El chino es el idioma del futuro”. Jiajia fundó la editorial JiaJia Ediciones hace un año. “Somos una empresa catalana normal y corriente. De aquí son los músicos, los ilustradores, los diseñadores gráficos… y en realidad yo también”. / LUIS BENVENUTY

“Necesitamos un puente más ágil”

JOSEP HERRERO
Roca Junyent Abogados
Roca Junyent fue uno de los primeros despachos de abogados de España en instalarse en China. Tardaron cerca de dos años en salvar todas las barreras y conseguir la licencia correspondiente, allá por el año 2004. “Fue complicado. Entonces el sector estaba cerrado”, dice Josep Herrero. La idea era facilitar el camino de los empresarios españoles interesados en instalarse en el gigante asiático. “Desde hace un año trabajamos con empresas chinas interesadas en introducirse en el mercado español”. Herrero vive con un pie puesto en Asia desde 1999.

“Los principales problemas del empresariado chino interesado en invertir en estas latitudes son su desconocimiento del marco legal español, la conectividad aérea y, muy importante, la consecución de visados para sus trabajadores”.

Herrero entiende que en España son necesarias políticas destinadas difundir la importancia del mercado asiático y, por otro lado, facilitar la formación de empresarios chinos en España a fin de disponer de un tejido profesional bicultural, “que controle ambos mundos y sirva de puente. Necesitamos un puente más ágil. Ello no quiere decir, no obstante, que tener que tratar con empresarios chinos sea complicado. Son de fácil trato. Además, como experiencia personal está resultando fantástica. Yo me desenvuelvo en inglés. Ya he desistido de aprender mandarín. Requiere muchas horas y esfuerzo. Pero mis hijas lo aprenderán sin duda”. / LUIS BENVENUTY

La Vanguardia.com
Miércoles, 6 de julio 2011

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