Los vecinos temen que la videovigilancia reemplace a la presencia policial

Se la trae floja la cámara:

Joel Albarrán Bugié 
Hay drogas, borrachos, lateros, tirones y los que hacen el Ronaldinho…” En el restaurante La Concha de la plaza George Orwell, donde hace nueve años se instaló una de las dos primeras cámaras de videovigilancia de Barcelona, hablan por experiencia y aseguran que estos dispositivos no sirven de nada si no van acompañados de constante presencia policial.

Antes del verano el Ajuntament instaló 16 nuevas cámaras en Ciutat Vella, el distrito más conflictivo de la ciudad, y ahora se pondrán otras dos en puntos del barrio de Trinitat Vella donde se han enquistado problemas de tráfico y de consumo de drogas. En total, Barcelona tendrá ya 22 cámaras de videovigilancia policial.

Pese a considerar legítimas las reclamaciones puntuales de determinados barrios, la Federació d”Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB) advierte que, a la vista de su crecimiento en los últimos meses, hay que “abrir un debate” sobre la función y necesidad de las zonas videovigiladas. No les parecen bien “si lo hacen para ahorrarse policía de proximidad”, asegura el vicepresidente de la entidad, Jordi Giró.

Se amplía a 22 el número de cámaras en Barcelona aunque en la plaza George Orwell advierten que son inútiles sin la presencia constante de patrullas

“Nuestra idea es que sea una medida más”, asegura el presidente de la Asocación de Vecinos del barrio, Lluís Edo, quien se muestra satisfecho con el trabajo policial realizado hasta ahora y no duda que Mossos y Urbana mantendrán la presencia en la zona.

En el estanco situado junto al cruce de las calles Hospital y Robador reconocen que el tráfico de drogas se acabó desde que se instaló una cámara de videovigilancia el pasado mes de junio, pero cuentan que “ha coincidido con el aumento de la presencia policial”.

En la plaza George Orwel, donde tienen una larga experiencia sobre el posible efecto disuasorio de las cámaras de videovigilancia, aseguran que en la última década la delincuencia menor y el incivismo solo han remitido cuando un vehículo policial se ha instalado en el lugar durante las horas más conflictivas. “Cuando teníamos un punto fijo estábamos de lujo”, cuenta Angie Álvarez, trabajadora de La Concha.

La Vanguardia.es
13-09-2010

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