Barcelona impulsa la mitad de proyectos urbanos que en 2008

Se invierte la proporción y ahora hay más promoción privada que pública. El proyecto de los antiguos cuarteles de Sant Andreu está paralizado
El gobierno de Xavier Trias achaca el parón al efecto de la crisis. Algunas fuentes señalan problemas de sintonía interna en el Consistori

Terrenos donde se levantaban los cuarteles de Sant Andreu. / CARLES RIBAS

 Desde lo alto de uno de los edificios de los antiguos cuarteles de Sant Andreu —donde todavía hay viviendas de militares— el paisaje es el de un inmenso solar con algún perímetro vallado donde no se atisba máquina alguna que anuncie obras. “Empezaron a vallar una zona para construir los edificios donde tienen que realojarnos, pero ya no ha pasado nada más”, explica uno de los afectados. Lo que está ocurriendo con el plan de transformación de los cuarteles de Sant Andreu ilustra a la perfección el parón que están sufriendo los proyectos de la ciudad aprobados hace años, por una doble razón: la crisis económica y la ralentización de la maquinaria urbanística del Ayuntamiento barcelonés.

 Es fácil comprobarlo a través de las cifras de los planeamientos urbanísticos aprobados en los últimos años. Si en 2007, por ejemplo, fueron 83, en el primer año del actual mandato —de julio de 2011 a junio de 2012— han sido 52. La desaceleración es mayor si se comparan los proyectos urbanísticos informados por los distritos, trámite preceptivo para que luego tengan la aprobación definitiva en el pleno. Entre julio de 2007 y junio de 2008 —primer año del mandato anterior— se informaron 130 planes. En el mismo periodo de este mandato, 56.

El gobierno de la ciudad achaca el parón al efecto de la crisis económica. “Hay grandes ámbitos de transformación encallados en el proceso de gestión urbanística que no se pueden desarrollar por falta de financiación o por la coyuntura económica. La voluntad del gobierno es desencallarlos con el Plan Empenta, para activar la economía y generar más vivienda”. En efecto, el Plan Empenta se aprobó con ese objetivo sobre el papel. Pero en la práctica solo se ha desencallado uno, el de Can Batlló. El de los cuarteles de Sant Andreu era otro.

“Pues no se nota nada y en la última reunión de la comisión de seguimiento no hubo ninguna novedad”, explica Montse Tarré, de la asociación de vecinos de Sant Andreu. En ese inmenso solar del distrito de Sant Andreu estaban previstas 2.000 viviendas —parte públicas y el resto de promoción del Consorcio de la Zona Franca—, además de un parque de 40.000 metros cuadrados y numerosos equipamientos. De todo ello —aprobado en 2006— lo único que hay en pie son dos promociones de viviendas en régimen concertado que todavía no se han adjudicado, el cuartel de los Mossos, el CEIP Eulàlia Bota y el nuevo centro de asistencia primaria (CAP), que tampoco ha entrado en funcionamiento.

“Estaba prevista una guardería pública y otros equipamientos de barrio que le corresponden al Ayuntamiento, además de un centro de día para la tercera edad que tampoco impulsa la Generalitat. Pero de eso, nada”, insisten en la asociación de vecinos. No entienden que la prioridad no sea acabar algo que ya está empezado, sobre todo cuando los descampados pueden convertirse en puntos conflictivos, como sucedió recientemente al producirse robos.

Todo eso ocurre simultáneamente a la presentación por el área de Hábitat Urbano del gobierno de Xavier Trias de un proyecto para abrir dos ejes cívicos en el casco antiguo del mismo distrito. Este plan se llevaría por delante casitas bajas del casco histórico de Sant Andreu, por lo que fue rechazado frontalmente por los vecinos.

Lo que salta a la vista analizando las cifras de los planes aprobados es que en lo que va de mandato es la iniciativa privada la que se impone a la pública. Justo lo contrario a lo sucedido en los últimos años del gobierno bipartito de socialistas e ICV-EUiA, cuando fue el impulso público lo que equilibró el parón de los proyectos de promotores privados, ya desbordados por la crisis del ladrillo y las dificultades de financiación.

Según el partido que gobernó la ciudad durante 30 años, eso ocurre por la falta de modelo del gobierno de CiU y la debilidad que le supone estar en minoría. Jordi Martí, jefe de filas socialistas en el Ayuntamiento de Barcelona, afirma que “no tiene sentido que no cierren cosas que ya están a medio hacer” y cita desde Glòries hasta la segunda fase de la fábrica de creación de la Fabra i Coats y la nueva Oliva i Artès. En su opinión, “lo que es más grave es que el sector público deje de ser el motor cuando el privado se para por la crisis económica. Las arcas municipales pueden y deben seguir invirtiendo”. Otras fuentes apuntan que la falta de sintonía entre el área de Hábitat Urbano, que dirige el edil Antoni Vives, y la responsable del área económica, Sònia Recasens, también está influyendo en el escaso dinamismo del urbanismo en Barcelona.

El Pais.com

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