Las heladas históricas del Ebro a su paso por Tortosa

José Manuel Puente

Cuando el río se helaba
Cosa de maravillar, que un río con tanta agua y tan caudaloso, así se hiele (Martorell y Luna, 1626)  

RESUMEN
En siglos pasados con la temperie más rigurosa que la actual, el río Ebro, uno de los más grandes y generosos ríos de la Península Ibérica, se helaba con relativa frecuencia durante los meses invernales. Y esto se producía no sólo en su curso alto o medio, sino en su misma desembocadura a su paso por la villa de Tortosa. 
El Ebro es el río más largo y caudaloso de España. Tiene una longitud de 928 kilómetros desde su nacimiento en Fontibre, provincia de Cantabria y tiene a su paso por la Comarca del Bajo Ebro (Tarragona), donde recorre sus últimos kilómetros, un caudal aproximado de 425 m3/seg. La ciudad de Tortosa es la capital comarcal y vive a orillas del río, que le ha dado vida a lo largo de la historia y también le ha hecho sufrir los avatares de sus crecidas, sus estiajes y lo que ahora nos ocupa, sus heladas.

EN QUÉ SITUACIONES METEOROLÓGICAS SE HELABA EL EBRO
La congelación total de un río como el Ebro, y mucho más tan cerca de su desembocadura, requiere de unas condiciones atmosféricas extremas que en el clima actual prácticamente no se dan. Las temperaturas debían rondar en estos casos los -15ºC e incluso ser inferiores durante algunas jornadas, pero seguramente lo más destacable era la persistencia de esas condiciones meteorológicas, con intensas olas de frío del nordeste, conocidas hoy como siberianas, que mantendrían las temperaturas en valores extraordinariamente bajos para el área mediterránea. Estas situaciones extremas se dieron en general dentro del contexto de inviernos sumamente crudos en cuanto a temperaturas y muy secos, con un deterioro de las condiciones climáticas que afectaba negativamente al campo y a una sociedad encontinua lucha contra las adversidades del tiempo. Como veremos, a partir de 1560, y dentro del contexto de la Pequeña Edad de Hielo (en adelante PEH), se generó una continentalización de los inviernos que se hicieron cada vez más fríos, debilitándose durante largos períodos la circulación atmosférica oesteeste permitiendo con ello la entrada de masas de aire muy frío y seco de origen continental que producían un descenso acusado y constante de las temperaturas. La permanencia de estas situaciones durante semanas o meses incluso, hacía posible la congelación completa de las aguas de un río tan importante como el Ebro.

En este trabajo vamos a presentar las heladas que el Ebro ha sufrido desde el año 1400 hasta la última vez que el río se mostró a los asombrados tortosinos completamente helado, allá por enero de 1891. Advirtiendo de la posibilidad que no se reflejen todas las heladas que fueron, bien por descuido del autor, bien por no estar reflejadas en la historia escrita que hasta nosotros ha llegado, algo esto último sumamente improbable considerando que la congelación de un río como el Ebro debió ser en todo tiempo un hecho digno de reseñar por lo extraordinario

Articulo enviado por un vecino
22-10-2011

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