Iniciativa municipal para mejorar las relaciones vecinales
La práctica consiste en el trueque de servicios gratuitos entre ciudadanos que no se conocen
Los ‘bancs del temps’ cumplen una década con 1.500 usuarios repartidos en siete organizaciones
HELENA LÓPEZ / Barcelona
La iniciativa -nacida bajo el paraguas de la concejalía de la Mujer del ayuntamiento y que desde el 2006 depende de Acció Social i Ciutadania, a través de la Asociación Salud y Familia-, tiene como objetivo promover intercambios solidarios que contribuyan a crear vínculos comunitarios y mejorar la convivencia entre los vecinos. «Lo mejor es el tejido social que se crea en el barrio. Que los recién llegados se sientan uno más, capaces de dar tanto como cualquier otro. El hecho de conocernos en el centro cívico y después saludarnos por la calle es algo muy bonito. Se crea una hermandad preciosa», explica Fina García, usuaria del Banc del Temps del Bon Pastor desde hace cuatro años, quien apunta que en los últimos tiempos han centrado los esfuerzos de la entidad en «atraer» a las mujeres inmigrantes del barrio, como una eficaz estrategia de integración.
ÉXITOS Y FRACASOS / El Espai Jove La Fontana acogió durante todo el día de ayer las décimas jornadas internacionales Banc del Temps, donde más de 200 usuarios de distintos bancos analizaron y compartieron las innovaciones, los éxitos -y algún que otro fracaso- más destacados de esta iniciativa, que se extiende como una balsa de aceite. El punto internacional lo pusieron los representantes de redes de intercambio del Reino Unido, Portugal e Italia.
El primer banc del temps nació de forma experimental en el distrito de Horta-Guinardó -donde, casualmente, se extinguió y ahora un grupo de vecinos está trabajando activamente para recuperarlo- y hoy , 10 años después, se extiende solo en Barcelona por los distritos de Sant Andreu, Ciutat Vella, Gràcia, Sant Martí y Sarrià.
INGLÉS Y MAQUILLAJE / Su funcionamiento es tan simple como que uno deposita unas horas de su tiempo, horas durante las cuales se ofrecerá para hacer algún servicio fruto de sus habilidades. Las habilidades pueden ser de lo más variopinto. Desde las clases de yoga a las de maquillaje. Del inglés al chino. Del ejercicio a la meditación. Todo el mundo tiene algo que aportar y algo que recibir, siempre que se comprometa a entregar uno de los tesoros más preciados en el estresante siglo XXI: su tiempo. Algo así como una cadena de favores. Juan le arregla el ordenador a Pedro, a quien a su vez María pasea al perro. A cambio, Pedro cuida de los hijos de Juan mientras este enseña merengue a Teresa. Además, Pedro, Juan, María y Teresa tienen edades muy diferentes, por lo que estos intercambios, además de difundir valores de cooperación y confianza -y en muchos casos también de anticonsumismo-, generan valiosas relaciones de intercambio entre generaciones.
el Periódico.com
23-10-2010
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