El explorador polar Ramón Larramendi prevé cubrir 3.500 km con un catamarán movido por el viento
Rosa Maria Bosch
Acabo de salir del saco y lo primero que haré es fundir el hielo para preparar el desayuno, llenar los termos con tres litros de té, vestirme, ir al baño, desmontar la tienda… Y andando…”. Albert Bosch afronta cada día, a las 6 de la mañana, la misma rutina. Así durante las 28 jornadas de marcha que ha culminado rumbo al polo Sur. Bosch explicaba ayer por teléfono vía satélite que si culmina cada día una media de 28 kilómetros alcanzará el polo Sur entre fin de año y Reyes. Todavía le faltan unos 600 km. A los vascos Alberto Iñurrategui, Mikel Zabalza y Juan Vallejo les quedan cerca de 1.180 pero avanzan con la ayuda de cometas, cuando el viento sopla a más de 15 kilómetros por hora. Que no es siempre.
Ayer Eolo les dio la espalda y tuvieron que tomarse un día de fiesta. Bueno, fiesta a medias. “El parte meteorológico nos daba entre 10 y 20 km/h pero se ha quedado en 12 y ha sido imposible que las cometas se levantaran y tiraran de los trineos cargados con 140 kilos. Así que hemos tenido que desmontar y montar la tienda dos veces, lo que nos ha llevado hasta las dos de la tarde. Luego ya nos hemos relajado leyendo, escuchando música o haciendo una siesta”, explicaba ayer a La Vanguardia el alpinista Alberto Iñurrategui.
En la monotonía de la Antártida la actitud mental, intentar mantener el entusiasmo, es clave. A un paisaje sobrecogedor, pero a ratos cansino, se suma un frío extremo y un terreno de mil demonios. Esos malditos sastruguis, una suerte de surcos que el viento talla en el hielo, que ya jugaron alguna mala pasada a Amundsen hace 100 años. “Nuestra mayor preocupación es el frío, hemos llegado a los 45 grados bajo cero y tenemos miedo a las congelaciones, eso casi nos quita el sueño. El terreno también es muy duro, hay que luchar cada metro. Aquí la clave es la paciencia: si tocan dos, tres días sin viento, hay que saber esperar. Nos da igual llegar al polo por Navidad que por Nochevieja, todavía nos quedan 45 raciones de comida”, reflexionaba Iñurrategui. El equipo vasco salió de la base rusa de Novolazarevskaya el 16 de noviembre y después de pisar el polo Sur seguirán la travesía hasta Hercules Point (ver mapa). También el explorador polar madrileño Ramón Larramendi lidera esta temporada una expedición que se encuentra en el plateau antártico, a casi 3.000 metros de altura, cerca de la base noruega de Troll, desde donde empezarán la travesía hasta el polo Sur. Desde allí proseguirán hasta Hercules Point a bordo de un catamarán movido por el viento. En total, unos 3.500 kilómetros, 200 menos que el equipo vasco.
Albert Bosch (Sant Joan de les Abadesses, 1966) partió de Hercules Point el 30 de octubre en compañía de Carles Gel, aunque este abandonó en las etapas iniciales. Durante dos semanas quedaron atrapados por el mal tiempo, sin poder dar un paso. El haber preparado la expedición para dos personas ha complicado las cosas, pues Bosch tiene que arrastrar más peso del necesario (ahora, más de 110 kilos). Aun así, en los últimos días ha ido acortando distancias y el domingo llegó a cubrir una cifra récord, 30,6 kilómetros. Ayer se encontraba a unos 600 km de su destino.
En total, 30 expediciones persiguen esta temporada plantarse en el punto más austral del planeta. El sueño de muchos era alcanzar los 90º S mañana, coincidiendo con el centenario de la conquista del polo Sur por parte del pionero, el noruego Roald Amundsen. La base estadounidense Amundsen-Scott, que se encuentra prácticamente en el polo sur geográfico, está estos días muy concurrida para celebrar mañana la efemérides y quizás dar la bienvenida a algún expedicionario. “Ya ha llegado el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, y un montón de periodistas y turistas. Sólo hay una expedición con alguna posibilidad de alcanzar mañana el polo, los tres miembros del Instituto Polar de Noruega que están siguiendo la ruta de Amundsen, desde la bahía de las Ballenas, pero con cometas y con avituallamiento. El domingo les faltaban 131 kilómetros; si tienen el viento a favor pueden lograrlo”, explicaba ayer Ángela Benavides, redactora jefa de Explorersweb, que sigue la evolución de todos los equipos presentes en la Antártida. Los noruegos han decidido apostarlo todo y no parar ni a dormir para tener opciones de llegar a tiempo. También contrataron una avioneta para que les recogiera parte de la carga y poder ir así más ligeros.
Como en todo, hay polo Sur para todos los gustos. Diferentes rutas; viajes de ida y vuelta; marchas de unos pocos kilómetros para poder decir que has llegado andando al polo Sur; en solitario; con total autonomía; con ayuda de cometas; con avituallamientos desde un avión…. “Pienso que hay una manera más difícil de hacer una travesía en solitario al polo, que es ir solo sin haberlo previsto”, comentaba a las 6.30 de la mañana de ayer (hora antártica) Albert Bosch. Tras desayunar embutido, queso y galletas con leche y cacao, desmontó la tienda y echó a andar con un cierto optimismo. “En dos días estaré al 50% del recorrido y el miércoles llegaré al grado 85 S, a partir de ahí mejorarán las condiciones. Hasta hace poco el terreno ha sido terrible, lo que ha provocado que el trineo volcara varias veces y tuviera que sacarme los esquís para poder enderezarlo. Acabo triturado, pero cuando entro en la tienda soy feliz”. Tras hacer un exhaustivo inventario de los alimentos que le quedan, Bosch ha llegado a la conclusión de que puede ser un poco más generoso con su dieta pues calcula que le queda comida para unos 40 días y combustible para 27 o 28. “He estado gastando más calorías de las que consumía y eso ha provocado que sólo pensara en comer, creo que he tenido algo parecido a alucinaciones, pensando en platos como carn d’olla…”.
Cada día anda unas nueve horas y media con breves paradas para beber y comer. A su actual ritmo podría celebrar el Año Nuevo en la meta. A los expedicionarios vascos les faltan el doble de kilómetros, unos 1.180, pero esperan que el viento sople como lo hizo el pasado jueves, cuando remataron 133 kilómetros, cifra récord hasta el momento. Quizás los cuatro puedan brindar por el 2012 y por el polo Sur juntos en la base Amundsen-Scott.
La Vanguardia.com
13-12-2011
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