Los condenados trasladaban desde Rumanía a las mujeres ofreciéndoles trabajos en hostelería y ocultándoles que las iban a forzar a prostituirse
Barcelona. (EUROPA PRESS).- La Audiencia de Barcelona ha confirmado dos años de prisión para 34 de los 45 acusados de trasladar y obligar a prostituirse a compatriotas rusas en el barrio barcelonés del Raval, pese a que tres de ellos se enfrentaban a penas de hasta 21 años de cárcel. La sentencia ha ratificado el acuerdo al que llegaron las partes en noviembre cuando se celebró el macrojuicio, por el que también se acordaron multas de hasta 1.000 euros e indemnizaciones de entre 3.000 y 12.000 euros para las víctimas, que ha confirmado el fallo. Además de estos 34 acusados, otro implicado ha sido condenado a cuatro años de prisión y dos más a solo un año, mientras que otros dos imputados han quedado absueltos.
Los otros seis acusados están “en rebeldía”, se les mantiene la acusación, y se les juzgará cuando se les encuentre, según afirmó el abogado de una de las prostitutas el día en el que los imputados dieron su conformidad ante el juez. “A cambio de conseguir las condenas de todos, las penas respecto a la gravedad de los hechos es muy inferior, y las penas, prácticamente simbólicas”, explicó entonces el abogado de una de las víctimas ante los medios. El acuerdo lo precipitó la dilatación del caso en el tiempo, la relación familiar o sentimental de las víctimas con los acusados y la falta de pruebas de cargo, según afirmaron fuentes de la acusación pública.
Los condenados trasladaban desde Rumanía a las mujeres ofreciéndoles trabajos en hostelería y ocultándoles que las iban a forzar a prostituirse bajo su férreo control, y apropiándose de todo o casi todo el dinero que ganaban, según recoge la sentencia. Cuando las mujeres llegaban a la ciudad, los acusados se hacían cargo de todos sus gastos y gestiones –como la obtención del pasaporte y el billete de avión a Barcelona– para generar “una actitud de dependencia hacia quienes luego se convertirían en sus proxenetas”. Después, las obligaban a prostituirse y a entregarles todo el dinero que ganasen, al menos hasta liquidar la deuda por las gestiones del viaje, y maltrataban física y sexualmente a quienes se resistían, “para demostrar su posición de dominio”.
La Vanguardia.com
14-12-2011
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