Trias quiere reducir las comisiones pero la oposición se resiste
El gobierno saliente ha entregado ya una auditoría al equipo de Trias: en la caja se quedan 340 millones | La oposición no quiere perder las presidencias del mandato que acaba | El nuevo equipo está obligado a ceder porque carece de la mayoría suficiente
Informe de situación a nueve días de la constitución del nuevo ayuntamiento de Barcelona: mientras el equipo de Trias toma las medidas de los despachos que deberá ocupar, los ediles del PSC están acabando de empacar los enseres y dejando listos los últimos asuntos. Entre otros, una auditoría de la situación financiera que dice que quedan en la Casa Gran 340 millones de euros a disposición del nuevo gobierno. El informe económico, que presentará el actual alcalde en una rueda de prensa en los próximos días, fue entregado el lunes al nuevo gobierno para su revisión.
Entre tanto, el PSC debate cuál ha de ser su actitud ahora que están en la oposición. Hay posiciones contrapuestas pero el núcleo duro del partido en Barcelona empieza a hilvanar alguna idea de consenso. El todavía alcalde se plantea llevar a la investidura una agenda de grandes temas en los que está dispuesto a ofrecer una vía de consenso: en esta lista estarían las grandes infraestructuras de la ciudad, las políticas de empleo, la inmigración, las políticas sociales y el desarrollo de la Carta Municipal.
Ayer el propio Jordi Hereu; los dos tenientes de alcalde, Jordi William Carnes y Assumpta Escarp; el jefe de gabinete de la alcaldía, Enric Casas ,y el primer secretario de la federación socialista, Carles Martí, mantuvieron una reunión para tratar de conciliar las posiciones. Como es sabido, Martí, que lidera la federación socialista, ha sostenido hasta ahora una posición contraria a cualquier acuerdo con el equipo que les derrotó el 22 de mayo. En esa posición le secundan algunos concejales y miembros de la federación que apuestan por distanciarse del discurso centrista de CiU y defender una alternativa progresista de gobierno.
El núcleo duro del gobierno, en cambio, apuesta por un acercamiento a CiU. Un acercamiento, que no un pacto de gobierno, definitivamente descartado, graduable a medida que las circunstancias exteriores –los posibles pactos entre CiU y PP para la gobernabilidad en otras instancias– vayan aconsejando una u otra cosa.
Y es en la gradualidad que empiezan las discrepancias porque, mientras algunos de los reunidos ayer consideran que Trias debería dar alguna contrapartida antes de empezar a hablar de ofrecimientos, otros consideraban que el grupo municipal debería plantear ya, de antemano, un acuerdo para la aprobación de los próximos presupuestos e incluso facilitar la investidura de Xavier Trias como alcalde de Barcelona el próximo día 11.
De hecho, uno de los objetivos de la reunión de ayer era tratar de encontrar una posición de síntesis entre las diversas sensibilidades dentro del grupo municipal y del partido de cara a la reunión del consejo de federación que tendrá lugar el próximo día 8 y de la que debería salir la posición que defenderá a partir de ahora el propio Hereu como líder de la oposición.
En este contexto, parece difícil que las posiciones más integristas a favor de un pacto de amplio espectro con CiU en el Ayuntamiento pueda prosperar. Entre otras razones porque casi todo el mundo está de acuerdo en que el PSC ha de hacer notar a Xavier Trias que, aunque haya ganado las elecciones, su gobierno cuenta con menos apoyos que el que ha presidido Jordi Hereu en el último mandato.
De hecho, Trias ya está empezando a sufrir las consecuencias de contar, por ahora, sólo con quince concejales. Para empezar, el futuro alcalde de la ciudad se proponía reducir el número de comisiones del ayuntamiento. Bajar de ocho a cinco, lo que le hubiese significado un considerable ahorro económico y de tiempo. Sin embargo, a la hora de la verdad, parece que no va poder hacer frente a este propósito porque no encuentra el modo de acomodar las peticiones que le hacen todos los grupos que pretenden mantener las presidencias que tuvieron en el anterior mandato.
Mal está decirlo, pero están en juego algunos salarios muy apetecibles: cada presidente de comisión cobra entre 75.316 y 98.192 euros. La reducción de las comisiones significaría renunciar a esos emolumentos. En esta tesitura Xavier Trias tendrá que maniobrar con cautela si no quiere enojar a los grupos y que en el primer pleno todos le den la espalda y empiece a perder votaciones. Ahí sólo dos grupos pueden aliviar sus quebraderos de cabeza: los 8 concejales del PP y los 11 ediles del PSC. Los dos de ERC no le resuelven nada. Y Trias espera muy poco de Iniciativa per Catalunya.
En el marco de las negociaciones que tienen lugar estos días –el viernes volverá a haber un encuentro formal de la comisión de traspaso entre el nuevo gobierno y el saliente–, el PSC descarta ya integrarse en la gestión de los distritos que, en teoría, el propio Trias aseguró, antes de las elecciones, que iba a entregar a los grupos que fueran más votados. El PSC ganó en cinco distritos de la ciudad.
Por de pronto CiU ya ha dejado claro que, aunque el PSC ganara en Ciutat Vella, no cederá la gestión a un concejal que no sea de su propio partido. Es un distrito demasiado delicado para confiarlo a la oposición.
Pero los socialistas tampoco parecen ya muy interesados en quedarse con esa atribución, entre otras razones porque parece que CiU no estaría en disposición de ceder las gerencias a militantes afines al PSC. En estas circunstancias se limitarán a negociar las presidencias –sin apenas relevancia en la gestión diaria– que les correspondería sin hacer de ello una cuestión de principio en las negociaciones.
Por ahora el equipo de negociadores socialistas da por buenos los contactos con CiU pero advierte que, en realidad, apenas se ha entrado en los asuntos más espinosos y concretos. Cuando llegue ese momento es posible que el traspaso modélico que pretendía Jordi Hereu tienda a enturbiarse.
LA VANGUARDIA.COM
02-06-2011
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