La promoción de nuevas viviendas cae un 62%, mientras el stock se agota en algunos distritos | La falta de créditos a promotores y a la administración dificulta la construcción de nuevas residencias
Silvia Angulo
Las viviendas nuevas empiezan a ser una rara avis en Barcelona. Una especie en peligro de extinción que nada tiene que ver con la gran oferta inmobiliaria que se acumula en otras ciudades catalanas, donde se calcula un stock que supera las 80.000 unidades que no encuentran salida en el mercado residencial. En el tercer trimestre del 2011 en la capital catalana sólo se han iniciado 175 pisos nuevos, según datos del propio Ayuntamiento de Barcelona. Un 62% menos que el año anterior, una cifra que nada tiene que ver con las registradas en años de bonanza cuando en este mismo periodo del año se empezaron a construir la friolera de 1.715 residencias en sólo tres meses. Eran otros tiempos, está claro y aquel ño –2005– Barcelona alcanzó un récord histórico con la edificación de 5.841 unidades en un año.
Lo cierto, es que de momento el panorama residencial barcelonés no tiene visos de recuperación. Promotores y también la administración tienen serios problemas para acceder a los créditos hipotecarios que les permita financiar las viviendas, lo que ha llevado a la ciudad a un inmobilismo sin precedentes. Ni la crisis inmobiliaria desatada tras los Juegos Olímpicos del 92 se ha llevado por delante a tantas empresas promotoras como ahora. Esta tendencia amenaza con convertirse en un serio problema para la capital catalana, ya que a pesar de la crisis existe demanda interesada y el stock de pisos nuevos se reduce mes a mes.
Porque vender, se vende. A un ritmo infinitamente menor que antes, pero se vende. Un hecho que demuestra que Barcelona es un mercado aparte. Un ejemplo de ello es que los precios de la vivienda nueva en la capital catalana se han mantenido mucho más estables que en otras localidades. Según el presidente de la Associació de Promotors i Constructors de Catalunya (APCE), Enric Reyna, han bajado entre un 10% y un 12%, mientras que en municipios con exceso de oferta esta reducción se ha situado en un 40% y, en ocasiones, un 50%. Reyna alerta de que la parálisis del mercado residencial de obra nueva acarreará a corto plazo una subida de los precios. “Es la ley de la oferta y la demanda. Si los pisos nuevos escasean se pagará más por ellos porque serán un producto difícil de encontrar y en Barcelona hay ciudadanos que buscan exclusivamente este producto”, sentencia el promotor.
Volviendo al número de viviendas iniciadas en el 2011, la cifra global es de 648 y será difícil llegar al millar. De seguir así, se cerrará el ejercicio con una cifra de producción inferior al peor año en la construcción hasta el momento, en el 2009, cuando todos los indicadores cayeron en picado. Entre un 30% y 40% es vivienda protegida promovida por cooperativas o la administración.
Más curioso es que en determinados distritos no se haya iniciado ni una sola vivienda a lo largo del año pasado. En esta situación se encuentran Les Corts y Sant Andreu y no precisamente por falta de terreno, ya que en este último existen solares donde edificar. Pero los proyectos urbanísticos que afectan a los antiguos cuarteles o el perímetro del corredor de la Sagrera están paralizados por la crisis. De ahí que hace unos meses, el Ayuntamiento presentara una iniciativa –el Pla Empenta– para desencallar estos proyectos urbanísticos que deben aportar nueva vivienda.
La medida prevé que el Ayuntamiento pueda hacerse cargo de los costes de urbanización y reparcelación de estos terrenos, una montante importante, a cambio de que los promotores les cedan suelo para producir vivienda protegida. El primero de los planes urbanísticos que está previsto sacar adelante bajo este nuevo paraguas es el del antiguo recinto industrial de Can Batlló. A los promotores cualquier iniciativa encaminada a ayudar al mercado a superar los escollos de financiación le parece bien.
El delegado de Vivienda del Ayuntamiento, Antoni Sorolla, considera preocupante la situación actual y asegura que el Patronat Municipal de l’Habitatge empieza a tener problemas de financiación para poder llevar a cabo vivienda protegida. En este sentido, asegura que esta empresa municipal está construyendo en estos momentos unos 800 pisos de protección. “El ritmo de construcción de residencias públicas ha disminuido sensiblemente, pero no ha sufrido tanto como el de vivienda libre”, refiere Sorolla. A su parecer, los problemas de financiación son en gran medida los causantes de esta caída en picado de la producción de viviendas. Y cuando se le pregunta si en el 2005 no existía un furor excesivo considera que era el propio mercado el que regulaba la promoción de nuevas viviendas.
De hecho, las primeras señales de alarma empezaron a surgir en el 2008, cuando la producción de pisos cayó casi a la mitad. Si en el 2007 se iniciaron 4.704 unidades, al año siguiente la cifra era de 2.729. En el área metropolitana la situación no es mucho mejor y en Catalunya en estos primeros nueve meses del año sólo se han empezado a construir 2.207, según los datos municipales.
En una situación similar se encuentra la producción de vivienda protegida que en cifras generales que afectan a toda Catalunya ha disminuido un 67%. Barcelona se ha visto afectada por esta bajada en la construcción pública y, según datos de Territori i Sostenibilitat, de enero a octubre de este año se iniciaron un 60% menos de pisos, en concreto 1.966. Pero sin duda la peor parte se la han llevado Lleida y Tarragona, donde respectivamente se sólo han construido 167 y 124 viviendas públicas.
Respecto a los precios, en Barcelona se producido una moderación en su disminución. El precio del metro cuadrado se sitúa aún por encima de los 5.000 euros. Por distritos, Sarrià-Sant Gervasi continúa ostentando el título de zona más cara de la ciudad. En este exclusivo distrito el metro cuadrado de una vivienda se sitúa en los 9.179 euros, mientras que la zona más barata de la ciudad es Nou Barris, donde cuesta 3.511.
La Vanguardia.com
16-01-2012
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