Borrachera de cifras a las que nadie quiere decir el coste real
MARÍA-PAZ LÓPEZ Barcelona
La Xunta pregona que Galicia invertirá 3 millones de euros, mientras la Generalitat se resiste a concretar cifras | La Xunta ve rentable el gasto, “porque los beneficios van a ser muy superiores” | ‘TV3’ calcula que el coste del despliegue de cámaras no pasará del millón de euros
Existe una diferencia de calibre entre los gobiernos autonómicos de Catalunya y Galicia al abordar en la esfera pública la visita del Papa del próximo noviembre. La Xunta cree en ese viaje y lo ha hecho suyo; la Generalitat, no tanto. El 2010 es año santo jacobeo, Benedicto XVI pasará ocho horas en Santiago de Compostela el sábado 6 de noviembre, y el Ejecutivo gallego del PP no tiene remilgos en pregonar que “el hecho de que el Papa venga en noviembre va a mantener el jacobeo en auge todo el año, con las repercusiones económicas que conlleva”.
La pragmática afirmación fue pronunciada por el conselleiro de Presidencia de la Xunta, Alfonso Rueda, en una rueda de prensa sobre los preparativos de la visita, que se celebró el 21 de septiembre en Madrid. La estancia del Papa en Santiago costará a las arcas gallegas 3 millones de euros (la mitad se irá en la cobertura televisiva, que realizará la cadena autonómica, TVG), y Rueda defendió el montante como “una inversión muy rentable, porque los beneficios van a ser muy superiores”. El conselleiro se comprometió a, llegado el momento, dar cuenta de los gastos ante el Parlamento galaico. Además, la Xunta ha encargado a una universidad gallega un estudio sobre costes y beneficios de la visita del Papa.
En Catalunya, en cambio, no ha habido ruedas de prensa ni comparecencias de consellers sobre un viaje que proporcionará a Barcelona y a la Sagrada Família un impacto publicitario difícil de cuantificar, pero que puede rondar los 300 millones de telespectadores de todo el mundo (esa fue la audiencia estimada de la visita papal a Valencia en julio del 2006). Evaluar el coste global de la estancia del Pontífice en Barcelona –donde estará 23 horas desde la noche del sábado 6 hasta el domingo 7– está resultando tarea ardua, incluso para personas cercanas al dispositivo. El Govern tripartito, donde el PSC tiene un pedazo de alma católica y sus socios de ICV y ERC predican secularización estricta, asumirá gastos, pero sin explicarlo mucho por ahí, pues el tramo preelectoral hasta el 28-N es un camino de espinas en el que un debate público sobre fe, laicismo y financiación quizá no resultaría propicio.
La Conferencia Episcopal razonó el pasado jueves que “no hay despilfarro” en la visita de Joseph Ratzinger, pues “siempre que viene el Papa es un negocio económico y espiritual”. Como todos los desplazamientos del Pontífice fuera de Italia, la Santa Sede califica su visita a Santiago y Barcelona de “viaje apostólico” (así fue tildado también el del 2006 a Valencia para el Encuentro Mundial de las Familias). No es pues, en puridad, un viaje oficial a España, pero el carácter de jefe de Estado del Papa le confiere lógicas consecuencias en materia de seguridad y protocolo.
El anfitrión barcelonés, cardenal Lluís Martínez Sistach, ha dicho que quiere “un presupuesto austero pero digno”, cifrado hasta ahora en medio millón de euros, procedentes de fondos propios, patrocinadores y donativos.
El Ayuntamiento de Barcelona –que desplegará a la Guàrdia Urbana al paso del papamóvil, organizará el aparcamiento de autocares de peregrinos, y cortará calles en torno al templo de Gaudí– participa con 150.000 euros, “que seguramente acabarán siendo más”, dijeron fuentes municipales. La Iglesia barcelonesa esperaba del Consistorio una mayor implicación en el acomodo de fieles en el exterior del templo, y sobre todo en la colocación de pantallas para transmitir la ceremonia, pero finalmente ese capítulo será asumido por el arzobispado, que busca para ello patrocinadores.
En general, las instituciones intentan evitar que la visita del Papa suponga una partida de gasto extraordinario. Así, la Generalitat no ha creado un presupuesto especial, pero como es lógico se incluirá a los Mossos d’Esquadra en el despliegue de fuerzas de seguridad del Estado para la ocasión. “El único capítulo de más es el centro de prensa, pues se considera que supone proyección internacional para Catalunya”, arguyeron fuentes del Govern.
El centro estará en las Drassanes, y costará entre 150.000 y 200.000 euros, que aportarán –en porcentaje aún por decidir– el Govern y la Diputación de Barcelona. La logística ha sido encargada al Centre Internacional de Premsa de Barcelona (CIPB). TV3 proporcionará la señal televisiva, con un despliegue que calcula no superior al millón de euros, sin partida extraordinaria. En cualquier caso, y pese a la parquedad de entusiasmo institucional catalán ante los focos, varios interlocutores dan fe de la satisfacción del cardenal Sistach por el trato recibido de la Generalitat. Se espera que el president, José Montilla, de reputado buen entendimiento con la Iglesia católica, reciba y despida al Pontífice en el aeropuerto de El Prat
La Vanguardia.es
3-10-2010
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