BCN abre calles en torno a la plaza para crear 4 ejes viarios antes de derribar en febrero el tambor
AMON COMORERA / Barcelona
La transformación integral de la estratégica plaza de las Glòries es el mayor desafío urbanístico y de ejecución de obra pública que Barcelona, su actual ayuntamiento y los propios ciudadanos metropolitanos tienen enfrente. Por razones de todo tipo: su gestación hace una década y la batalla política que a pesar del consenso del 2007 aún genera hoy, la magnitud y ubicación del espacio, su altísimo tráfico, la necesidad de alojar equipamientos de cuatro barrios, el coste millonario o su obligada realización a largo plazo, el lejano 2018. La fase más decisiva y de mayor impacto, el derribo del siempre extraño y cuestionado tambor viario hijo del 92, empezará pronto. Será en febrero, una vez consumados los trabajos complementarios en el entorno que se inician ahora, en noviembre, la hora cero del cambio.
En estos próximos meses se abrirán las calles de Badajoz e Independència, Castillejos, Alí Bei y Llacuna para crear cuatro nuevos ejes viarios siguiendo la trama del Eixample. Con su continuidad por la Diagonal y Marina, y en el caso de Llacuna con su conexión a la Gran Via, el ayuntamiento, según explicaron ayer los responsables de obras, espera absorber parte del denso tráfico.
En estos próximos meses se abrirán las calles de Badajoz e Independència, Castillejos, Alí Bei y Llacuna para crear cuatro nuevos ejes viarios siguiendo la trama del Eixample. Con su continuidad por la Diagonal y Marina, y en el caso de Llacuna con su conexión a la Gran Via, el ayuntamiento, según explicaron ayer los responsables de obras, espera absorber parte del denso tráfico.
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30-10-2013
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